El descojonante Berlusconi que yo conocí (igualito que 'Telecinco')

Corría el comienzo de los 90 cuando Silvio Berlusconi, que ya era un magnate de la construcción y de los medios de comunicación, amigo de socialistas corruptos y de comunistas en vías de serlo, empezó a dejarse caer por Madrid, conocido en su país como El caballero.

Él Gobierno de Felipe González acababa de pasar el implementación de televisiones privadas en España y el atrevido transalpino vio que aquí, un país tan parecido al suyo, había tomate, mucho tomate. Rápidamente se alió con Miguel Duránjefe de la ONCE, mucho dinero caliente y en efectivo, y se repartieron el pastel en el recién inaugurado telecinco, donde la impronta del rumano valery lazarov marcó todo, además de algunas noticias socialistas tendenciosas con los fallecidos luis marinas en la primera página.

En uno de los suntuosos saraos, tan al gusto de El caballeroTuve la oportunidad de charlar unos minutos con el magnate -luego amigo cercano de José María Aznar cuando facilitó la entrada de Forza Italia en el Partido Popular Europeo con gran disgusto de los nacionalistas vascos del PNV- y me pareció un personaje malditamente peligroso, sin la menor ética, y al mismo tiempo fascinante por lo hilarante verborrea que salía de su boca. Dinero, dinero, pasta. Unos meses más tarde asistí a un encuentro sobre comunicación televisiva en Milán que cubrí para el diario madrileño donde trabajaba. Apareció el gracioso bufón y lo llenó todo. Sus televisores –tenía también un canal en Francia, así como en Italia y numerosas participaciones en otros– para él no representaban más que máquinas de hacer dinero y poder presionar al poder establecido. Me dí cuenta que Telecinco en España, con su frivolidad, falta de pudor, vulgaridad, ausencia total de elementos culturales (eso no da público, me dijo un día Lazarov), era su viva imagen. Esto ha sobrevivido hasta hace poco; Por si fuera poco, sus ejecutivos en Informativos y otros programas estaban claramente en el frente zurdo, pero lo dominaban todo con un gallego al mando.

No voy a caer en el moralismo, ni quiero, de tantos intelectuales que, con la marcha del romano Vasile, lo insultaron bajo la afirmación del daño que esta cadena ha infligido a la sociedad española. digo que no quiero porque eso La sociedad española tenía la libertad durante todo ese tiempo usa el control remoto y cambia de canal.

Cuando me enteré hace unos días de la muerte de don Silvio -amigo de Agag y de José María Aznar (hijo), a quien le prestó Ferraris- me pregunté qué hará ahora un auténtico multimillonario como él, tan hiperactivo y optimista como él. él era . ¿Acaso está contando sus denarios?